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miércoles, diciembre 4, 2024
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    El movimiento por la igualdad de las mujeres es masivo en un mundo en el que 104 países discriminan por ley el acceso al trabajo

    “Amnistía Internacional ha acompañado a miles de mujeres durante el último año en su lucha por la igualdad en todo el mundo y comprobado que este movimiento ya es imparable”, manifestó Maribel Tellado, Amnistía Internacional España. “Incluso en lugares en que su activismo es de alto riesgo, las mujeres han decidido avanzar y se han enfrentado a leyes discriminatorias, como las que les impedían conducir vehículos en Arabia Saudí, han denunciado en Estados Unidos y Europa lo generalizado de los abusos sexuales, y han intentado acabar con leyes restrictivas de aborto que ponían en riesgo sus vidas en países como Argentina o Polonia”.

    La desigualdad económica ha estado también en el centro de estas denuncias. A nivel global, la brecha salarial entre hombres y mujeres por un mismo trabajo es del 23%. El propio Foro Económico Mundial en 2017 señalaba que se necesitarían 217 años para cerrar dicha brecha. El Banco Mundial explica que en 104 países por ley las mujeres no pueden realizar los mismos trabajos que los hombres, lo que discrimina a 2.700 millones de mujeres.

    Algunos logros
    y asignaturas pendientes

    En el último año, Amnistía Internacional trabajó para conseguir que países como Chile o Irlanda acabaran con leyes restrictivas sobre el aborto que ponían en riesgo la vida de las mujeres; para que mujeres como Teodora del Carmen o Imelda Cortez, fueran liberadas tras haber estado encarceladas bajo las crueles y restrictivas leyes de aborto en El Salvador. O para que países como Islandia y Suecia aprobaran leyes que reconocen que el sexo sin consentimiento es violación.

    Pero sigue quedando mucho trabajo por hacer. Amnistía Internacional ha identificado como en las situaciones más difíciles las mujeres se convierten en motor del cambio.

    En Siria, tras 8 años de conflicto en los que el número de hombres se ha reducido enormemente, las mujeres han asumido un papel clave y relevante para la marcha del país: arriesgaron sus vidas al distribuir comida y medicamentos en las zonas sitiadas; son la principal fuerza laboral: ocupan el 90% del sector agrícola, llenan las fábricas de Damasco, cubren el 35% de los puestos en prensa escrita y el 54% de los de radio, y el 1,2% de los escaños del Parlamento es para mujeres, el porcentaje más alto desde 1990. Sin embargo, apenas están representadas en las mesas oficiales de las negociaciones de paz. Amnistía Internacional está trabajando para que las mujeres sirias tengan un papel oficial y activo en unas conversaciones que decidirán su futuro y el de su país. 

    En Irán, durante 2018, mujeres de todo el país se unieron en un movimiento sin precedentes contra las abusivas y discriminatorias leyes sobre el uso obligatorio del hiyab. Las mujeres se echaron a la calle y se subieron a estructuras elevadas en lugares públicos, agitando silenciosamente sus pañuelos. Una protesta pacífica a la que el Estado respondió con violentas agresiones, detenciones, tortura y otros malos tratos, y largas condenas de cárcel en juicios injustos. Amnistía Internacional está presionando para poner fin a la generalizada discriminación que sufren las mujeres, y especialmente las activistas.

    Países como Dinamarca, pese a contar con una gran reputación en materia de igualdad de género, esconde uno de los índices más altos de violación de toda Europa. Al igual que en otros muchos países, se denuncian muchas menos violaciones de las que realmente se cometen, y cuando se llega a acudir a la policía para denunciar, la probabilidad de procesamiento y condena de los responsables es muy pequeña. Las estimaciones del número de violaciones y otro tipo de agresiones sexuales cometidas en 2017 oscilan entre las 5.100 y las 24.000, solo se denunciaron 890, de éstas solo 535 llegaron a tribunales, y solo 94 se resolvieron con sentencias condenatorias.     

    Dinamarca es uno de los países europeos cuya legislación no reconoce el sexo sin consentimiento como violación. Solo siete países lo hacen, en un entorno en el que aproximadamente nueve millones de mujeres de la Unión Europea de más de 15 años han sido violadas. Amnistía Internacional le ha pedido al gobierno danés medidas eficaces para abordar la impunidad de la violación, empezando por el cambio de esta ley.

    La desigualdad económica sigue haciendo mella en los derechos de las mujeres. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, entre 2009 y 2018, el paro se ha reducido un 23% en España. La desigualdad de género se refleja en estas cifras, en el caso de los hombres ha disminuido un 31%  y en el de las mujeres solo un 14%. El sueldo medio anual de las mujeres en 2016 (último dato existente) es de 6.000 euros menos que el de los hombres,  20.131 frente a 25.924. Igualmente, las mujeres son las más expuestas a situaciones de pobreza. El 45% de las personas trabajadoras del país gana menos de dos veces el Salario Mínimo Interprofesional, el 55,4% son mujeres. En 2018, el riesgo de pobreza se situaba en un 21,6%, sin embargo, ese porcentaje se dispara al 40,6% en los hogares compuestos por un adulto e hijos dependientes, y éstos están encabezados en un 83% por mujeres.

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