Ya van varios días de una vida distinta y cierto es que nos quedan otros tantos. Este virus “covi 19” o “virus del encierro” como yo le llamo, nos ha dejado sin nuestro aire fresco matutino, sin ese sol en la cara, sin los saludos, estrechones de mano, sin abrazos, sin besos, con medias y tímidas sonrisas, eso sí y con algo que no debemos olvidar “la preocupación”
A cambio nos ha regalado y nos sigue regalando largas horas, minutos y segundos frente a una pantalla de televisión, de un libro, de un ordenador, de los fogones de una cocina, de ese inseparable móvil y, la verdad sea dicha, nuestro casi único contacto con el exterior, a excepción de esos paseos con nuestros queridos perritos de compañía que nos hacen felices siempre, ¡y cómo no! en, nuestros peores momentos. Siempre están ahí.
Con el móvil no nos podemos tocar y no nos da ese aire fresco, pero si nos deja hablar, reír o llorar, oír y ver a las personas, amigos y familiares que quieres y tanto echas de menos.
Ahora nos damos cuenta de lo importante que son las personas de nuestro entorno, a esas que vemos o no cada día, pero están ahí, y en cualquier momento vienen o vas a verlos, quedas para tomar un café o una cervecita.
A ese buen rollo en el trabajo con tus compañeros y clientes, con esas ganas de llegar y también de irte. Esos chistes tontos y esas bromas inocentes siempre dentro del mayor respeto. ¡Qué esas sencillas manifestaciones de rutina y a la vez de aprecio vuelvan rápido! y regresen pronto, y lo más importante, que en nuestro reencuentro estemos todos ahí, y especialmente gozando de buena salud.
Muchos tenemos la suerte de estar en casa con las personas queridas, y estos días a solas hace que los lazos de unión sean aún más fuertes y poderosos, y es ahí cuando nos viene a la mente la frase que seguramente nos pasa por la mente: “a nosotros no nos puede pasar nada”
Una vez pasado todo el encierro, la resaca va a ser larga en todos los aspectos, el laboral, el económico. Y otro aspecto que vamos a tener ahí durante un largo tiempo: “la desconfianza”. En gran parte obligatoria necesaria, nadie quiere que a nadie la pase nada, es un instinto de protección inherente a nuestra especie humana,
Para el post confinamiento, tenemos que ser fuertes, muy resistentes física y mentalmente sobre todo porque el desgaste en esa parte será enorme para lo que se avecina.
Tengo la certeza de que lo vamos a conseguir y por eso desde aquí os quiero animar y daros la fuerza necesaria para que mantengáis esas ganas de vivir, de sonreír, de amar, de querer, de ser comprensivos, de saber perdonar y querer a esta raza (la humana) sobre todas las cosas.
Un abrazo muy fuerte cargado de energía a todas esas personas que veláis por nuestra salud y seguridad sin descanso (enfermeras/os, médicos, científicos, cuerpos de seguridad) y personas que siguen desempeñando su trabajo, a todos y cada uno de vosotros para que no os vengáis abajo, porque ahora más que nunca os necesitamos.
¡Nos vemos pronto, nos vemos todos!!
“QUÉDATE EN CASA”
Miguel Segura