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viernes, mayo 3, 2024
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    México, Colombia, Brasil y Argentina. Sus gobiernos caminan sobre un sendero entre montaña deslizante y un abismo

    Por: Carlos Novoa López
    (Periodista)

    Desde que aparecieron los primeros casos de contagio y muerte por COVID 19 en América Latina y el Caribe, el 26 de febrero en Brasil y el 7 de marzo en Argentina respectivamente, este subcontinente con 630 millones de habitantes y conformado por 33 países se ha adentrado en una encrucijada que ha puesto a sus gobiernos en un dilema mayúsculo de priorizar la salud de todos sus pobladores o darles un respiro a sus economías en franca caída libre y recesión en un trasegar por un camino sinuoso, les presenta una diatriba constante de no permitir que el deslave de una montaña de contagio y muerte se precipite sobre estas naciones o caer en un abismo económico, del cual no se conoce fondo.

    Según informes del Observatorio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL, con un nivel de informalidad del 53%, previsión de una caída del Producto Interno Bruto, PIB de la región entre 3.6 y 6 % y un aumento de los niveles de pobreza que superarían el 13%, poco más de 180 millones de pobres; sistemas sanitarios deficientes que no cubren las necesidades insatisfechas en materia de salubridad superando en agosto en número de contagios y muertes a Europa y Estados Unidos, no dando un margen de maniobra suficiente a las jefaturas de estado para evitar en alternancia el elevado número de infectados y decesos así como de una catástrofe en sus sistemas productivos.

    Este análisis demanda estimar factores sanitarios y productivos que toman como referencia los cuatro principales estamentos nacionales por tamaño de sus economías y población a saber: Brasil, México, Argentina y Colombia, sin menosprecio de los demás países latinos, que reflejan la situación como la ha venido trasegando contra la pandemia la segunda zona más empobrecida en el mundo después de África.
    (Ver Tabla 1)

    Consultadas fuentes oficiales, como el Informe al Congreso 2020 del presidente Iván Duque Márquez de Colombia, doctor Carlos Álvarez, epidemiólogo asesor de la Comisión Sanitaria de la presidencia colombiana, asesor del presidente de Argentina en temas de sanidad, periodistas y exfuncionarios gubernamentales de México y Brasil; documentación de organismos multilaterales como la Organización Mundial de la salud, OMS, Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL y Organización Panamericana de la Salud, que argumentan conceptualmente el accionar político y gubernamental de esta muestra representativa de estados iberoamericanos.

    Para nadie es un secreto que las políticas y medidas que se han adoptado para enfrentar el coronavirus han pasado por el desconocimiento, desinterés, improvisación, precariedad y priorización de los aspectos económicos por parte de Jair Bolsonaro y Andrés López Obrador en el gigante sudamericano y el vecino fronterizo del sur de Estados Unidos.

    Así mismo políticas donde prevalece la salud y la vida en cabeza de Alberto Fernández e Iván Duque Márquez, primeros mandatarios del país gaucho y la tierra del café, con escenarios similares que, a la larga, llevan a un mismo confín sanitario y productivo de incertidumbre, injusticia y brecha social.

    En una radiografía desde la perspectiva de salubridad y económica, es pertinente referenciar como se han implementado diferentes sistemas de manejo y regulación de la pandemia, es de resaltar el sistema de semáforo en Argentina con fases de acuerdo que alertan sobre la escalada de la crisis, en rojo para casos extremos de contagio con restricciones en cuarentenas estrictas, amarillo una vez reducido en porcentaje la curva de infección y verde con menos restricciones y relajamiento en actividades económicas.

    Para los casos de Brasil y México, de acuerdo con voces del sector público y privado, no se puede ocultar los palos de ciego dados por sus gobernantes donde ha habido una estrategia definida para enfrentar la crisis sanitaria en la nación de habla portuguesa o se fracasó en la estructuración de un sistema –Centinela- para seguimiento de casos por contagio, posteriormente asumiendo otro de semáforo con cuatro niveles que incluía una alerta naranja y terminando en el de –Rebaño- donde prácticamente se da libertad a gobernanzas locales de determinar cómo sus ciudadanos regulan voluntariamente el distanciamiento social y cierre o apertura de empresas, asumiendo que todos se pueden contagiar y curar.

    Para los colombianos se estableció un sistema denominado –Acordeón- donde se restringe la movilidad a través de cuarentenas estrictas y generales, luego dando más de libertades a algunos sectores productivos y de nuevo con cierres por localidades buscando prevenir que más personas se infecten y que requirieran de extremos cuidados, al mismo tiempo el fortalecimiento de la infraestructura del Unidades de Cuidados Intensivos, UCI.

    Con algunos sistemas de salud públicos y privados burocratizados, desfinanciados, politizados, desvertebrados por la corrupción, que no permiten acceso a los ciudadanos y con deficiencias estructurales e indisciplina social; desde Tijuana en Baja California hasta la Patagonia el panorama sanitario se muestra poco alentador para superar un momento crítico en el corto plazo sin que se pierdan miles de vidas humanas por cuenta del coronavirus.

    Los altos niveles de informalidad aunados a un crecimiento del déficit fiscal, aumento del endeudamiento, destrucción de millones de empleos y unidades productivas, falencias protuberantes en los sistemas de salud, inequidades económico-sociales cada vez mayores, entre otros factores ya de conocimiento ponen entre la espada y la pared a los gobiernos latinoamericanos para decidir en franca lid entre priorizar lo económico o lo sanitario en una prolongada crisis pandémica que ya no da mucho tiempo para decidirse por una de estas dos opciones.

    El COVID 19, no solo en Latinoamérica, sino en todo el mundo, hará parte del paisaje y la cotidianidad, que según entes oficiales, de donde se ha extractado la información obtenida para este informe, llevará a los gobiernos a abrir la llave de la regulación en materia de movilidad y economía, manteniendo medidas como uso de mascarillas, distanciamiento social y reducción de aforos en escenarios multitudinarios para evitar mayores desastres que agudicen una crisis social sin precedentes poniendo en peligro extremo la gobernabilidad en centro y Suramérica.

    Igualmente las autoridades gubernamentales que fueron requeridas han manifestado dentro de este artículo una posición consensuada de convivencia con el virus en un largo plazo como ha sucedido con otras enfermedades endémicas a saber el SIDA y la malaria por ejemplo; hasta cuando exista una vacuna con un alto porcentaje de efectividad de al menos un 60%, que llevaría en su proceso de investigación, prueba y ensayo, implementación e inoculación a todos los habitantes del planeta aproximadamente entre 2 y 6 años, dependiendo las condiciones de acceso, distribución y manejo que cada estado le dé a este proceso.

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