“No se trata de pensar en fiestas, se trata de pensar en el virus”, esta ha sido una de las frases pronunciadas por Francina Armengol, Presidenta del Govern balear para referirse al toque de queda que se aplicará desde mañana jueves a partir de las 22h. El confinamiento nocturno de la ciudadanía afectará también a los bares y restaurantes que deberán cerrar a la misma hora.
Una vez evaluada la evolución de la pandemia, la mandataria autonómica adelantó que el próximo 21 de diciembre se estudiará la situación para mantener o aliviar las restricciones de movilidad nocturna de los ciudadanos.
En la rueda de prensa, Armengol manifestó que el Consell del Govern ha aprobado ayudas que ascienden a los cinco millones de euros para que se puedan instalar los aparatos necesarios para garantizar la seguridad.
En esa línea, ha comentado que hasta ahora lo que ha evitado la propagación de los contagios ha sido el distanciamiento social, el uso de la mascarilla y el lavado de manos y la buena ventilación.
Respecto al revés económico que seguirá sufriendo la hostelería y restauración con estas nuevas restricciones decembrinas, Armengol agradeció a los empresarios de estos sectores la responsabilidad y colaboración demostrada, pero priorizó en la salud: “Es algo de sentido de común y hay sectores que conllevan más riesgo por su actividad”.
El empeoramiento de la epidemia en Mallorca ha llevado a que Baleares se sitúe en estos momentos en el décimo primer puesto de incidencia, es decir, en Mallorca de 222,37 casos por cada 100.000 habitantes.
Concretamente supera a la media nacional que es de 215,10. Andalucía (204,26), Canarias (71,19), Cataluña (205,47), Ceuta (188,73), la Comunidad Valenciana (210,14), Extremadura (187,04), Galicia (178,81), Madrid (222,14), Murcia (172,70) y Navarra (220,72).
