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sábado, octubre 12, 2024
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    Irene Navarro: “El propósito del arte es limpiar el polvo de la vida diaria de nuestra alma”

    Por Lucía Duque Ríos

    Hablar del evento anual “Des Güell a Lluc a peu” es remontarnos a la historia conocida por todos, cuando hace 50 años a un hombre llamado Bartomeu Barceló Quetgles (1941-2020), conocido como Tolo Güell, se le ocurrió la idea de ir caminando desde Palma hasta el monasterio de Lluc como ofrenda por su plegaria a la Virgen.

    A la iniciativa se sumaron sus amigos y otras personas que cada año se fueron vinculando hasta que el evento devino una de las tradiciones de Mallorca: una marcha nocturna multitudinaria que ha llegado a ser un fenómeno de masas cada primer sábado de agosto desde su inicio en 1974.

    Francisco Bauçà, actual presidente de la Asociación sociocultural Grup Güell, dio comienzo al homenaje póstumo a su fundador, fallecido en marzo del pasado año en medio de la pandemia del coronavirus, aquejado de una larga enfermedad. El pasado 30 de junio, ante los periodistas y autoridades gubernamentales reunidas en el auditorio de CaixaBank, la Fundación Sa Nostra, presentó a la plantilla que continuará con el legado que institucionalizó Tolo Güell, desvelando un grabado artístico realizado por Irene Navarro Sampol en reconocimiento a su labor.

    Ella, a su vez, es la autora del busto, la escultura que fue instalada en la recién inaugurada Plaza Güell de Palma el pasado 18 de septiembre, fecha en la que se realizó la marcha del año en curso.

    Grabado en homenaje a Tolo Güell

    Acompañando el entusiasmo de los más de 2.000 marxaires inscritos al programa de su 47 edición, regida por estrictas normas de sanidad, la música se hizo notar desde las 20:00h cuando el grupo Los Balladors de Lluc dio rienda suelta a alegría cantando y bailando los tradicionales boleros mallorquines.

    Posteriormente, el conocido actor Madò Pereta hizo su presentación una cita a la que no podía faltar y el público lo agradeció. Finalmente, tras las palabras del alcalde de Palma, José Hila, se dio inicio al certamen. Sobre las 23, hora señalada, cuando la noche acompañó con buen clima y los de Inca se dispusieron a madrugar para salir a las 5:30 del día 19 con las mismas reglas de seguridad, sanidad y espíritu de colaboración, agradecidos con la presencia de extranjeros que se unieron este año.

    Con este preámbulo no queda más que contar sobre el encuentro con Irene Navarro Sampol, la chica mallorquina con 29 años, madre de una hermosa niña y un dossier de obras realizadas desde los inicios de su brillante paso por la universidad, en donde terminó sus estudios de Bellas Artes de Barcelona (2012-2016) para luego hacer un postgrado en Psicología del Arte y Terapias. Un abanico de anécdotas enriquece esta amena charla. Cuenta que comenzó ganando concursos de pintura desde que estaba en el colegio, de ahí la vocación de estudiar a fondo en la universidad y en segundo año, cuando fue seleccionada una de sus obras para ser expuesta en una galería como toda una artista, vislumbró que su compromiso con el arte sería para toda la vida. Dice que su maestro de taller de grabado fue su mentor, la fue guiando en el proceso de la técnica en la que se especializó.

    Con 20 años, estando enferma con una crisis fuerte de asma, los médicos detectaron que era celíaca. El neumólogo le aconsejaba que cambiara de oficio debido a la inhalación de gases por los productos empleados. Ella miraba las fotos de ballet recordando sus competencias durante la niñez rescatando su sensibilidad y entonces recordaba su fortaleza de estar siempre luchando por los objetivos que fue canalizando todo su estado físico a través del arte hasta terminar su carrera.

    Comenzó con la investigación y ensayos a fondo para sacar adelante un proyecto artístico que tuviese trascendencia y no fuese la clásica obra de arte que se cuelga en la pared. En esa línea, enfocó toda esa angustia y se dio cuenta que lo que pretendía era algo inusual, nadie se había atrevido a plasmar esas emociones, entendió que estaba rompiendo esquemas y siguió adelante hacía el éxito.

    Siempre sus referencias artísticas han sido los controvertidos y excéntricos personajes que dejaron una huella en la historia como Picasso para citar uno de ellos. La esencia de su obra evidencia la extensión de sus emociones y sentimientos, le gusta ahondar en el personaje o en el tema que quiere plasmar para que represente y tenga su propio lenguaje empleando su propia metodología: la intuición y sus manos.

    Su obra final fueron 30 grabados, luego de su graduación la compró un profesor de la Escola Massana, Centre d’Art i Disseny, quién había seguido todo el desarrollo con admiración. Ella misma considera que ha sido su obra máxima hasta el momento, reconociendo que le quedan muchos retos.

    De nuevo en su Palma natal, sigue elaborando proyectos con nuevas ideas en pos de seguir aportando su granito de arena. Creó un grupo social en Facebook denominado “Arte en Mallorca” para que los artistas puedan tener referencia propia, algo que le faltó a sus 12 años. A tenor de esta idea nació Novart dirigida a los artistas nóveles o principiantes en el que los participantes con habilidades artísticas puedan mostrar sus obras y salgan adelante en un nuevo espacio.

    Gracias a su trayectoria, el Grupo Güell aceptó que esta artista realizara el busto que plasmara la imagen de su fundador, y que el coste sería asumido íntegramente por ella contando con una aportación empresarial a la que se unieron a la acción Social en apoyo al Arte.

    Maruja Martínez, viuda de Tolo Güell junto a su familia le fueron aportando fotos de varias épocas y diferentes edades para captar su esencia espiritual. Todo ocurrió en medio de la crisis vivida durante la pandemia en pleno omento álgido del confinamiento. No dejó de ser complicado ya que no se podía salir a buscar materiales, por lo que después de varias bocetos logró plasmarlo en arcilla, logrando recrear una composición con varios dibujos de su cabeza junto a otras de su perfil hasta recomponer su rostro.

    Entre idas y venidas tardó más de seis meses en recibir la aceptación y aprobación antes de llevarla a Barcelona para el fundido en bronce. Irene indagó sobre su obra social, ahondando en su trayectoria y de cómo fue en vida hasta lograr mimetizar en una sola pieza la personalidad que siempre acompañó a Tolo Güell, y en ese sentido puntualiza que un dibujo no tiene nada que ver con la escultura que es una obra dimensional.

    Coincidimos que todavía quedan muchas cosas por realizar en la isla con referencia a talleres, sitios y dinámicas para el desarrollo artístico de niños y jóvenes.

    Me quedo corta al afirmar que Irene Navarro es como “el alma que nació con arte y aprendió a transmitirlo con fluidez”.

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