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martes, abril 30, 2024
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    Un 70% de familias usuarias de Cruz Roja, con derecho a bono social, no lo percibe

    Se suma un año más en el que Cruz Roja se mantiene apoyando a las familias en situación de pobreza energética en los hogares a través de un proceso que incluye asesoramiento, talleres, entregas de kits de eficiencia energética y rehabilitaciones energéticas u otras actuaciones en las viviendas. Para hacer un correcto balance y seguimiento de sus actuaciones, la Organización Humanitaria ha realizado un nuevo estudio para analizar el impacto de sus proyectos, y las necesidades de la población.

    La pobreza energética impacta en mayor medida entre menores y mujeres, que constituyen un 30% y un 35% respectivamente de las personas beneficiarias de ayuda en Cruz Roja; destacan el alto número de familias monomarentales, un 22%, atendidas en 2022.

    Por la similitud entre los resultados de los datos analizados en el año 2021 y 2022 por Cruz Roja se constata que la problemática de la pobreza energética no es algo coyuntural, sino estructural.

    Entre las conclusiones más llamativas del estudio se encuentra un ligero aumento de personas frente al año anterior que siguen sin percibir el bono social pese a tener derecho. La cifra llega al 70%, y detrás de esta problemática se esconden temas regulatorios como que muchas familias en situación de pobreza energética viven de alquiler, y por tanto no son titulares de los contratos de suministro eléctrico, por lo que no pueden solicitar la ayuda. Igualmente, la automatización en la concesión del bono social por criterios de renta, reivindicación de muchas entidades sociales, acabaría en parte con esta situación.

    El ahorro potencial por familia en el suministro eléctrico que estaría asociado a ésta, y otras medidas de ahorro, se sitúa en los 333 euros al año, lo que se corresponde con un 34% de su consumo medio.

    Aunque la mayoría de las familias han realizado, o están en proceso de realizar cambios en la mejora del contrato que les rebajaría el precio, un 30% de ellas aún no los ha gestionado, constatando así la necesidad de tener un acompañamiento personal a familias en situación de vulnerabilidad para que puedan mejorar sus condiciones de vida gracias al apoyo, el seguimiento, y la ayuda para entender los problemas y sus soluciones. Hasta en un 87% de los casos, los usuarios y usuarias de Cruz Roja no entienden la factura eléctrica, lo que les impide reclamar o solicitar las ayudas correspondientes, algo para lo que también se incide en la necesidad de formación y capacitación a las familias, para que puedan trabajarlo de manera independiente en el futuro.

    Esta formación también está encaminada a mejorar sus hábitos de consumo hacia otros más eficientes, contribuyendo así a la reducción del gasto. Al finalizar su paso por Cruz Roja, el 50% de las familias asegura que el impacto en sus hábitos hacia esa mejoría es muy significativo. 
    Queda constatado, además, en que más de la mitad de las familias atendidas (54%) ha disminuido su consumo eléctrico tras pasar por los proyectos de lucha contra la pobreza energética.

    Sin embargo, el consumo medio de muchas de estas familias es inferior al deseable en muchas ocasiones; es debido a la falta de equipamiento y tecnología en las viviendas (un 21% menor que el consumo medio nacional en los casos en esta situación), y eso que su equipamiento suele ser más ineficiente, como frigoríficos en mal estado (38% de las viviendas) o luminarias de tecnología que no es LED (75% de las viviendas). 

    En muchos casos, la falta de recursos incide directamente en la temperatura ambiente de la vivienda que aseguraría su confort: un 72% de las familias atendidas por Cruz Roja no pueden mantener la temperatura adecuada en algún momento del año (ha bajado en un 3% frente a 2021), ya sea verano y/o invierno. Sin embargo, en el conjunto de la sociedad española esta cifra se sitúa en un 14.3%, 57.7 puntos porcentuales por debajo de las vulnerabilidades de las familias usuarias de Cruz Roja.

    No poder mantener la temperatura adecuada en la vivienda en invierno está relacionado tanto con la calidad del edificio en el que residen (fallos de aislamiento, humedades, cierres ineficientes…), tanto con el acceso a sistema de calefacción. En este último punto es donde un 22% de las familias usuarias de Cruz Roja no disponen de ningún sistema de calefacción, frente al 10% del conjunto de la población nacional.

    Con la entrega de kits de eficiencia energética y la sustitución de electrodomésticos que lleva a cabo Cruz Roja entre sus personas usuarias, además de la reducción del consumo y la mejora del confort, también se mejoran los datos de emisiones de gases de efecto invernadero, causantes del cambio climático que afecta directamente al bienestar de las personas con grandes desastres naturales como olas de calor, frío, o DANAs; con las actuaciones 2022 se han conseguido ahorrar hasta 863 toneladas de emisiones de CO2, las mismas que necesitarían 25 años y 4.500 árboles para ser absorbidas.

    A la vista de los resultados extraídos en el estudio sobre pobreza energética de Cruz Roja, la Organización constata la necesidad de seguir apoyando a las familias en tres vías principales: el asesoramiento y acompañamiento personalizado, para conseguir ahorros y mejorar su bienestar; la formación, capacitación y empoderamiento a través de talleres, que les ayuden a entender conceptos, situaciones, o les informen sobre sus derechos como consumidores para que tomen decisiones al respecto; y las mejoras en las viviendas, donde el equipamiento disponible en los hogares donde viven familias en situación de pobreza energética es deficiente, y las rehabilitaciones en las viviendas, imprescindible. 

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