Una de las entrevistas para este periódico que me ha llamado la atención en los últimos tiempos – sin duda – es la de Manuel Pavón, nuevo director general de inmigración y cooperación al desarrollo en el Govern balear. No lo menciono en el extenso reportaje de pregunta- respuesta que le hacemos en esta edición a doble página, pero sí que es verdad que en un momento de las respuestas su voz se entrecortó y los ojos llorosos.
Lógico tener sentimientos encontrados cuando te estigmatizan y te sacan unas declaraciones de contexto, como él dice. La verdad sea dicha que cualquier tipo de generalización es mala consejera y afirmar que alguien es tal o cual por lanzar una opinión en un medio de comunicación o en una red social, se hace precipitada.
En el encuentro de trabajo que ambos esperábamos, yo en mi ámbito de periodista y fundador de este medio de temática migratoria, y él en su condición de cargo político con una amplia experiencia a pie de calle conociendo al detalle, incluso como portavoz del Sindicato Unificado de Policías (SUP), lo relacionado al trabajo con la inmigración y defendiendo los derechos de sus compañeros que tan mal lo pasan en Baleares por la falta de vivienda.
Cargas emocionales por doquier y una responsabilidad enorme desde una perspectiva política de llevar todas las riendas de la inmigración en el área autonómica, no nos confundamos con las políticas que lleva Madrid en materia de extranjería.
Podemos discrepar en cosas, pero en lo que no estaré de acuerdo en absoluto, es que solo la sociedad escuche una parte de la versión, o se quede con una respuesta y luego se saquen conclusiones perversas, ligeras y sin ningún tipo de fundamento.
Nada del otro mundo decía Pavón hace diez meses cuando se refería a la inmigración irregular y la relacionaba a las mafias organizadas, y lógicamente, de nuestra parte para no caer en estigmas no podemos afirmar que todos los llegados en patera lo hacen para delinquir, pero lo que sí es una evidente realidad es que la delincuencia ha aumentado con la “irregularidad”, y la entrecomillo porque detesto la palabra ilegal, siempre la he encontrado ofensiva, despectiva e insultante hacía un ser humano, que ha tenido que emigrar de su país en busca de una vida mejor.
En mi caso, y lo digo públicamente, he conocido en estos 22 años del periódico, casos de cientos de personas irregulares que han trabajado honradamente y una vez obtenidos sus papeles han seguido en la misma ruta de lucha y tesón, incluso he conocido a profesionales de la abogacía que hoy por hoy tienen sus propios despachos, o profesionales de la salud propietarios de clínicas o centros odontológicos, ellos que entraron vía aérea por increíble que parezca, también estuvieron sin papeles y se enfrentaron a desafíos en oficios varios nada fáciles cuando recién llegaron a España.
No obstante, como dice Pavón, no podemos olvidarnos de las mafias organizadas que sacan lucro de estas personas, y también de la cantidad que llegan a delinquir a las costas de Baleares, a mayor flujo migratorio también cabe la posibilidad de que se cuelen impresentables, que ni a usted como español, ni a mi como inmigrante me ofrecen seguridad, ni me representan en esta, ni en ninguna otra sociedad, por eso es que no estoy para nada en contra que se les incoe un expediente de expulsión.
Ojalá que a Manuel Pavón, el Govern lo dote desde su cargo político de personal y recursos para que pueda llevar a cabo todo un plan de integración efectivo a las personas migradas, y es que la inmigración no es solo la coyuntura de las pateras que vivimos, es necesario desarrollar programas de formación para las segundas y terceras generaciones que aun necesitan modelos de integración. A este sub inspector de la Policía Nacional le deseo que su motivación siga intacta para que pueda ejecutar los programas que nos plantea en la entrevista, a pesar de tener poco tiempo, no olvidemos que el próximo 2026 ya comienza ser un año electoral para las autonómicas.







