Es tecnólogo en comercio electrónico, políticamente formado en ideologías de izquierda. Ha trabajado en la secretaria de la política adjunta a la presidencia y en el CNE. Llega con la idea de trabajar para mantener vivas las costumbres entre las nuevas generaciones de ecuatorianos y ofrecer un servicio eficiente y rápido en la oficina consular.
Con la ilusión de trabajar por el bienestar de su comunidad llega el nuevo cónsul de Ecuador en Baleares, Andrei Escobar. Así lo manifestó a este periódico en la primera entrevista que concede a un medio de comunicación tras haber desembarcado en la Isla hace apenas dos semanas.
Uno de los objetivos, dice, es “humanizar el consulado, que la gente sienta este lugar como su segunda casa y venga a contarnos su problemática o a exponernos un caso personal”.
Aunque es la primera vez que sale en misión diplomática, es consciente que cuando las personas toman la decisión de abandonar el país no lo hacen por gusto propio y recuerda que la inmigración masiva de ecuatorianos se presentó a finales de los noventa cuando hubo una crisis terrible que sacudió al Ecuador, a tenor del abuso de la banca que destruyó la economía llegando a perpetrarse asesinatos, e incluso, casos de ecuatorianos que decidieron acabar con su propia vida.
La gente que decidió abandonar el país, comenta, no lo hizo por viaje de placer, sino obligada por las circunstancias. Hubo más de cinco millones que tuvieron que buscarse la vida en Estados Unidos o Europa.
Aún en este momento, agrega el cónsul, hay muchas familias desintegradas, concretamente abuelos cuidando de sus nietos mientras los padres trabajan en el extranjero.
Uno de los objetivos del cónsul Escobar, es que las generaciones de ecuatorianos nacidos en Baleares, no se desprendan de sus orígenes. No se trata de no sentirse identificados con España, pero tampoco que pierdan las costumbres ecuatorianas.
“Muchos no hablan de Ecuador, saben poco del país de sus padres o no tienen conocimiento de sus orígenes. La misión de un consulado con sus ciudadanos es hacer las gestiones burocráticas, pero también fomentar la cultura de Ecuador y organizar actividades que ayuden a mantener vivas las tradiciones”.
Según el censo oficial, la cifra de ecuatorianos residentes en las Islas asciende a quince mil, no obstante en el consulado hay inscritos cinco mil. Esta es una de las primeras evidencias, en opinión del cónsul, que “refleja que no todos los ecuatorianos están visibilizados a través de su oficina consular.
La sede consular de un país en cualquier lugar del mundo, añade, “debe ser un lugar acogedor, la obligación de los funcionarios es hacerlos sentir bien y no tratar a los usuarios con displicencia o despotismo”.
Una de las estrategias en este nuevo periodo que comienza es que el consulado sea de puertas abiertas. En esa sentido, ya se están preparando líneas de actuación para hacer consulados móviles en Ibiza a donde hace más de un año no hay visitas, lo propio se hará en Menorca.
Otra de las iniciativas a poner en marcha son las celebraciones en las que se muestren las tradiciones patrias. Y en ese sentido afirma que se buscará una plataforma para que los artistas ecuatorianos residentes tengan una plataforma en la que puedan mostrar todo su talento, no necesariamente tienen que ser profesionales.
En resumen la pauta a seguir en esta nueva etapa apunta a la “humanización del consulado”, para Andrei Escobar esta es una de las premisas del Presidente, Lenin Moreno. Concretamente se pretende romper con el estereotipo de que el funcionario público “es una persona a la que difícilmente se puede acceder”.
Manifiesta que “las personas no tienen que esperar dos días o una semana para ser atendidas, en nuestro caso los usuarios del consulado serán atendidos inmediatamente y no se someterán a las largas esperas. Entendemos que hay gente que sacrifica su tiempo de trabajo para hacer una gestión burocrática y nosotros no podemos ser una piedra en el zapato”.