El Consumo de drogas como heroína y cocaína por vía parenteral y las prácticas de riesgo asociadas aumentan la vulnerabilidad frente a enfermedades infecciosas como el sida, tuberculosis, hepatitis víricas y, en otro ámbito, se asocia a enfermedades mentales (patología dual), desarraigo familiar y/o exclusión social.
La ilegalidad de estas sustancias en nuestro contexto, su capacidad para producir adicción y las dificultades para poder hacer un consumo personal controlado, llevan con frecuencia a un uso problemático con repercusiones graves para la salud de la persona afectada y su entorno.
Aparte del estigma social que supone la adicción, hay otras situaciones que aumentan el riesgo de exclusión, como el hecho de ser mujer o población migrante. Las mujeres adictas sufren un alto porcentaje de violencia de género, mayor deterioro psíquico y físico y mayor vulnerabilidad frente a ITS. Tienden a relaciones de desigualdad de género, siendo más dependientes de sus parejas y soportando más carga familiar que los hombres.
Además, los programas de reinserción y tratamiento se abordan habitualmente sin perspectiva de género. En el caso de la población migrante, según datos del VIII informe de Exclusión Social-2003 realizado por Médicos del Mundo, un 26% de los/as consumidores de drogas que acuden a los programas de esta ONG son personas procedentes en su mayoría de Europa del Este, Magreb, Unión Europea y África Subsahariana.
No hay programas específicos que contemplen las peculiaridades de la población migrante, por tanto, son insuficientes para una plena atención e integración de las personas migrantes usuarias de drogas.
Las personas adictas a drogas ilegales como la heroína o cocaína fumada o inyectada van entrando poco a poco en una espiral de consumo en la que lo único importante es obtener la sustancia para paliar los efectos de la abstinencia, abandonando su red social y familiar y acabando en situación de exclusión social.
¿Cómo afecta la exclusión social al acceso a la salud?. En el estudio realizado en el año 2001 por Médicos del Mundo Madrid, sobre el trato del drogodependiente en las urgencias hospitalarias, más del 50% sintieron un trato discriminatorio. La conflictividad de estos pacientes en urgencias es alta, recibiendo un trato inadecuado por parte de los profesionales en un número elevado de casos. Probablemente sería necesario un entrenamiento del personal de urgencias para el manejo del paciente drogodependiente.
Otro de los grandes problemas que continúan asociados a las drogodependencias son las actividades delictivas relacionadas con la búsqueda de recursos para comprar la sustancia por parte de la persona adicta y con el tráfico de estupefacientes. El consumo en lugares públicos y la tenencia ilícita de drogas ilegales, aun cuando sea para el propio consumo, está sancionado administrativamente según la Ley Orgánica 1/1992, de 21 de febrero, sobre Protección de la Seguridad Ciudadana.
Las políticas prohibicionistas y los convenios internacionales que las sustentan no han conseguido los objetivos de reducir la demanda y la oferta de droga están teniendo una influencia negativa para el desarrollo de los países productores afectados, debido a la intromisión de los países del primer mundo en sus políticas agrarias y a la presencia de mafias con un enorme poder económico que hacen sombra al poder del Estado. Más del 50% de las personas que ingresan en prisión refieren antecedentes de consumo de drogas, y aproximadamente la mitad de ellas lo hacen por vía intravenosa. Muchos de ellos encuentran la forma de seguir consumiendo dentro.
Médicos del Mundo considera como población diana de sus proyectos a las personas con uso problemático de drogas, principalmente usuarios/as de sustancias como heroína o cocaína, cuya vía principal de consumo es la inyectada y/o la inhalada, y que se encuentran en situación o grave riesgo de exclusión social.
Actúa siempre desde el punto de vista de la reducción de daños, que consiste en la prevención y el control de las consecuencias del uso no médico de sustancias psicoactivas desde una explícita perspectiva de salud pública, propugnando un abordaje pragmático y realista que incorpore los conocimientos de la investigación científica y rechazando un acercamiento basado en planteamientos morales o ideológicos.
El objetivo principal no es la abstinencia, sino conseguir contactar con las personas para ofrecerles una información veraz sobre las sustancias y los medios útiles para reducir los daños y riesgos que su consumo ocasiona, ofreciendo material estéril para el uso de la vía parenteral, la promoción del sexo seguro, educación sobre hábitos de riesgo y sobre oferta de servicios y centros de contacto para aquellas personas que quedan al margen de los circuitos asistenciales habituales.
Médicos del Mundo propone la integración de los recursos asistenciales públicos para drogodependientes en las redes normalizadas, coordinación real de los diferentes sectores sanitarios implicados en el tema, formación de los profesionales sanitarios y no sanitarios, potenciar los tratamientos actuales, convirtiéndolos en verdaderos tratamientos biopsicosociales de los trastornos adictivos, garantizar un acceso rápido y universal a los servicios, apostar decididamente por la investigación en este ámbito (nuevos tratamientos con buprenorfina, heroína), introducir la perspectiva de género en todos los programas dirigidos a las drogodependencias y adecuar los programas a la población inmigrante.
Médicos del Mundo reivindica tanto de manera aislada como en asociación con otras organizaciones nacionales e internacionales, un cambio profundo en el modelo del tratamiento internacional del problema de las drogas.