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viernes, marzo 29, 2024
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    Editorial 402: ¿Y adónde están las asociaciones?

    Todo en la vida tiene un comienzo y un final. Los mortales por naturaleza solemos quejarnos de nuestros problemas, a veces somos dados a no explorar los caminos que nos saquen de laberintos sin salidas, en el caso citado me refiero a lo que ocurre con el deficiente servicio de las oficinas de extranjería del territorio español.

    Es un tema en el que seguiré insistiendo a tenor de la cantidad de personas que se están viendo terriblemente afectadas por una coyuntura de este gobierno falto de recursos humanos y técnicos, que literalmente está llevando al precipicio a miles de personas. Estos potenciales cotizantes a las arcas de la Seguridad Social y pagadores de impuestos están maniatados por los graves retrasos en las respuestas de una administración que está duplicando o hasta triplicando los plazos para conceder un arraigo social, que en términos normales tardaría en contestarse en tres meses.

    No hay derecho que en la práctica estas personas no puedan firmar un contrato de trabajo por la inoperancia, y por consiguiente, ineficacia de la propia administración.
    Estoy planteando lo más grave sin ahondar en los plazos eternos de las reagrupaciones familiares y renovación de documentos, otros de los trámites que afectan a decenas de solicitantes.

    Desde luego esta compleja situación que perjudica a casi más de medio millón de personas irregulares en España, y miles en Baleares – la cifra podría sobrepasar los 15 mil – tendría que haberse solucionado, a pesar de que todos los problemas sobrevenidos por la pandemia que comenzó hace dos años. Sin embargo, sin demeritar los estragos sociales ocasionados por el Covid-19, da la sensación de que la tendencia de las administraciones es culpar al bicho porque sí y porque no.

    No obstante, a estos cientos de dramas humanos se suma el aletargamiento, pasividad o simplemente pasotismo de los colectivos de inmigrantes representados en unas asociaciones, que en estos momentos parece que solo contaran con un CIF y la constitución de un nombre y nada más.

    Es cierto que en la práctica se ha perdido el furor del asociacionismo, pero también quienes están al frente de estas entidades parecen haber perdido el interés y las ganas de echar una mano a las personas, que como ellos en su momento, emigraron de sus países obligados por las circunstancias.

    Reconozco también que a través de los años el cansancio hace mella en los componentes de estas asociaciones máxime cuando se trata de voluntariado, que dicho sea, en la mayoría de las ocasiones es una labor desagradecida y hasta donde se ganan enemigos gratuitos.

    Pero también no es menos preocupante que existan personas, muchas de ellas cabezas de hogar, que estén al borde de la exclusión social sobrevenida de la propia administración, y en esa línea, las asociaciones, aunque se hayan pronunciado en su momento, parece que les bastara una o dos reuniones con responsables políticos en las que se dan pocas luces y las soluciones brillan por su ausencia.

    Seguramente bastante gente de Colombia, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Uruguay, Argentina y Marruecos, por citar las nacionalidades más numerosas en las Islas, se encuentran en esta precaria situación. Y es que si no les hacen un contrato de trabajo llega el día en que las puertas se cierran en todas las empresas; los controles cada vez son más exhaustivos y ya son pocos los que se arriesgan a tener a alguien sin papeles trabajando.

    Hace 16 años doscientas personas se congregaron pacíficamente en frente de la Delegación del Gobierno de Baleares de la calle Constitución, solicitando a los gobernantes colombianos frenar la decisión de cerrar el consulado de Palma. Los periódicos y las agencias de prensa – no existían las redes sociales – se hicieron eco y la medida se echó para atrás.

    La iniciativa en aquel entonces de la Asociación de Colombianos y este periódico surtió efecto. ¿Será que ante esta vicisitud las asociaciones que aún sobreviven no pueden hacer un poco de ruido con un manifiesto en mano para que la gente de sus países que lo está pasando mal puedan encontrar la salida del laberinto en el que se encuentran?

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