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viernes, abril 26, 2024
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    Los inmigrantes a los que Trump amenaza con expulsar constituyen un motor fundamental en la economía de Estados Unidos

    Por: Francisco Manrique
    Especial desde New York para Baleares Sin Fronteras

    Dos semanas después de las elecciones que encumbraron al empresario inmobiliario Donald Trump como nuevo presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, pasamos de la incredulidad y asombro al recuento de daños que dejó el triunfo del candidato republicano frente a la demócrata Hillary Clinton.
    Días previos a la celebración de una de las fiestas más emblemáticas en este país, el Día de Acción de Gracias (Thanks Giving), los latinos vivimos una tensa calma después de saber los resultados del pasado 8 de noviembre, conocido el discurso antiinmigrante que promovió durante su campaña presidencial, y que en unas semanas será el nuevo inquilino de la Casa Blanca.
    La comunidad latina inmigrante, que aún permanece en la sombra sin una “green card”, al que Trump se refirió como “mexicanos”, aunque hay que decir que es una falacia muy generalizada en el común de los norteamericanos, sin duda será la más afectada porque se temen duras medidas que agudizarán su situación delicada, iniciadas después del 9-11.
    Aunque Trump prometió, durante su campaña, expulsar a once millones de indocumentados, a quienes tildó de vagos, narcotraficantes y otros epítetos, lo cierto es que en gran medida la mayoría de ellos conforman una comunidad económica muy activa, que trabajan, pagan sus impuestos, ya sea en forma directa o indirecta y sobre todo constituyen una fuerza laboral importante en plazas donde los propios nativos no quieren trabajar.
    ¿Qué dejó esta elección?. 
    Sin duda, muchas lecciones, pero creo que la más notoria es la discutible credibilidad de los medios de comunicación que encumbraron a Hillary Clinton como la segura vencedora de lejos, frente a un millonario bocón. Los grandes medios, no solo auguraron una segura victoria, sino que convirtieron la campaña en un circo mediático en el que el contenido ligero primó sobre los temas de fondo. Las denuncias de las mujeres abusadas por Trump, ganaron más titulares que los inexplicables y comprometedores correos electrónicos como Secretaria de Estado, así como las finanzas de la fundación Clinton.
    Otra lección es el mito del voto latino. Aunque a decir verdad, nunca antes se habían visto esfuerzos denodados y notorios en una agresiva campaña de nuevos ciudadanos americanos, inscripción de votantes, etc. esto no sirvió de mucho porque la comunidad latina que puede ejercer su derecho al voto sigue siendo la menos motivada, aunque hay quienes dicen que muchos de ellos votaron por Trump.
    La siguiente tiene que ver con el sistema de electoral que existe en este país, cuna de la democracia, concretamente, ha quedado demostrado que no es tanto. Si ganara el que más votos consigue, entonces Hillary sería la presidenta, ya que alcanzó el 48 por ciento de los votos (61.470.207 millones) contra el 47 por ciento de Trump (60’357,961). 
    Esto me recuerda a la elección del año 2000 entre Al Gore y George W. Bush. Entonces trabajábamos en un periódico latino de Nueva York con Juan Pablo Blanco, editor de este quincenario. Cerramos la edición a las 11 de la noche poniendo en portada a Gore como nuevo presidente de los Estados Unidos, cuando nos enteramos una hora más tarde que Bush le había volteado el pastel gracias al voto electoral, no nos quedó otra que la experiencia amarga de una nefasta elección, que lo comprobaríamos más adelante, y cambiar de portada.
    Hay necesidad de una reforma electoral. El voto del colegio electoral, que dicho sea de paso casi siempre ha favorecido a los republicanos, no es la expresión más fiel de la democracia donde una persona es un voto.
    Atenuando el mensaje
    Dos semanas después de las elecciones y pasada una campaña electoral que pasará a la historia, el presidente electo Donald Trump, después de su visita al presidente Barack Obama, parece haber aminorqdo sus principales amenazas.
    Por lo pronto ha dicho que no va a deportar a once millones de indocumentados. Serán unos dos o tres millones, que tengan antecedentes criminales, aunque el Departamento de Seguridad Nacional (ICE) ha dicho que la cifra de inmigrantes con antecedentes y considerados para deportación son 820 mil.
    Su discurso de derogación del seguro universal médico denominado Obamacare lo ha atenuado diciendo que lo va a mantener con algunos cambios.
    La amenaza contra Hillary de meterla a la cárcel acusándola de corrupta, ha sido empañada sobre su discurso en la victoria diciendo de ella que ha hecho un gran trabajo. Así mismo sus declaraciones de salirse de la OTAN se han convertido en plantear una mejor relación estratégica entre los países que la componen.
    Finalmente, sobre la construcción del famoso muro en la frontera con México, ahora dice que puede que en algunas partes sea solo una valla.
    Habrá que ver que viene, pero no siendo un adivino, auguramos fuertes cambios en la política norteamericana, donde los republicanos confirmaron su mayoría tanto en el senado como en la casa de representantes. 

    * Francisco Manrique Guerra, es periodista peruano radicado en Nueva York. jefe de redacción en el año 2000 de Noticia Hispanoamericana un medio que se editaba en New York, en el que trabajó junto a Juan Pablo Blanco, actualmente director de Baleares Sin Fronteras.
    Además, Francisco ha sido editor de varios semanarios hispanos y corresponsal para medios de Centroamérica y Colombia. Actualmente es un periodista independiente y dirige el portal www.turismolatinousa.com

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